Qué es en realidad el destino?; Es algo que nos es dado o es algo que sale de nosotros hacia afuera? Debemos pasivamente resignarnos? Qué si podemos hacer con nuestra vida?.
Según Frankl: el hombre elabora la materia que el destino le brinda, unas veces creando, otras viviendo o sufriendo… se esfuerza por cambiar su vida lo más posible para convertirla en valores de creación, de vivencia o de actitud. El destino le pertenece al hombre como la tierra que lo ata con la fuerza de la gravedad, sin la cual cambiar no sería posible, tenemos que ver nuestro destino como la tierra sobre la cual nos movemos, el piso que ofrece el trampolín para nuestra libertad.
Somos parte de algo mucho más grande, de una conmovedora orquesta que pareciera precisamente colocarnos justo allí, donde tenemos que estar. Y es desde ese lugar donde reconociendo las cosas como son se nos abren todas las oportunidades para cumplir con nuestra misteriosa misión.
Y si no logramos verlo se presentará una y otra vez, para algunos pocos como nuevos chances, para casi todos como una maldición, pero Jung nos dice: Cuando una situación interna no se hace consciente ocurre afuera … como destino.
“Destino y libertad se hallan solemnemente prometidos el uno al otro. Sólo el hombre que hace de la libertad algo real para él encuentra al destino. A ese hombre el destino se le aparece como una réplica de su libertad. El destino no es su límite sino el cumplimiento; libertad y destino enlazados dan un sentido a la vida. A la luz de este sentido, el destino, ante la mirada antes tan severa, se suaviza hasta el punto de parecerse a la Gracia misma” Mbuber
Según Frankl: el hombre elabora la materia que el destino le brinda, unas veces creando, otras viviendo o sufriendo… se esfuerza por cambiar su vida lo más posible para convertirla en valores de creación, de vivencia o de actitud. El destino le pertenece al hombre como la tierra que lo ata con la fuerza de la gravedad, sin la cual cambiar no sería posible, tenemos que ver nuestro destino como la tierra sobre la cual nos movemos, el piso que ofrece el trampolín para nuestra libertad.
Somos parte de algo mucho más grande, de una conmovedora orquesta que pareciera precisamente colocarnos justo allí, donde tenemos que estar. Y es desde ese lugar donde reconociendo las cosas como son se nos abren todas las oportunidades para cumplir con nuestra misteriosa misión.
Y si no logramos verlo se presentará una y otra vez, para algunos pocos como nuevos chances, para casi todos como una maldición, pero Jung nos dice: Cuando una situación interna no se hace consciente ocurre afuera … como destino.
“Destino y libertad se hallan solemnemente prometidos el uno al otro. Sólo el hombre que hace de la libertad algo real para él encuentra al destino. A ese hombre el destino se le aparece como una réplica de su libertad. El destino no es su límite sino el cumplimiento; libertad y destino enlazados dan un sentido a la vida. A la luz de este sentido, el destino, ante la mirada antes tan severa, se suaviza hasta el punto de parecerse a la Gracia misma” Mbuber
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